1.- Cobrar el hielo del café
La historia arrancó el 7 de junio con un post en un blog (que luego se transformó en una noticia en medios de comunicación tradicionales) relativa a un restaurante de Barcelona que cobraba el hielo del café. La noticia venía acompañada de la cuenta del restaurante, en la cual se destaca que el restaurante había cobrado 1,55 € por cada café y 0,15 € por los hielos.
Al parecer ésta —cobrar por el hielo— es una práctica habitual en algunas zonas de Cataluña, que pese a eso ha generado una importante polémica. Pero claro, las redes estallaron:
¿Por qué cobran por el servicio de hielo y no cobran si pides un sobre de azúcar más? Se preguntaba. Al parecer, porque el azúcar lo proporciona el mismo proveedor de café, mientras que el hielo es un producto que el sector de la restauración compra a no ser que disponga de una máquina de hielo, quizá en este caso cobran por el gasto de electricidad, igual que en muchos comercios cobran más por las bebidas que venden refrigeradas que si las coges de la estantería a temperatura ambiente.
Entonces, cuando se pide un refresco sin hielo, que también se da a menudo el caso, ¿por qué no lo descuentan? Si por el hielo del café suelen cobrar entre 10 y 20 céntimos, ¿este mismo importe debería descontarse si se pide una bebida sin hielo?
Pero la polémica sigue y sigue: Muchos internautas se quejan de la moda de cobrar extras, aludiendo a otro tema de debate de hace unos años, cobrar por una jarra de agua del grifo. Y también se une a la polémica lo que a unos alarma y a otros les parece normal: cobrar por el servicio de pan.
2.- Escándalo en Francia: Destapan uno de los mayores fraudes del vino en Borgoña
El pasado 13 de junio, el diario francés Le Bien Public dio a conocer el que podría ser uno de los mayores fraudes del vino en Francia. Una bodega falsifica dos millones de botellas de vinos de lujo con etiquetas falsas y usando vinos de mesa.
Se trataba de la bodega Labouré-Roi, una de las principales productoras de vinos Borgoña, con más de dos siglos de historia, que había falsificado y vendido más de dos millones de botellas de vino entre 2005 y 2009.
Los vinos de Labouré-Roi, que exporta a 30 países, vende la mitad de su producción en el exterior y es la principal proveedora de las líneas aéreas y las compañías de cruceros, están considerados de alta gama y se venden en establecimientos de lujo con precios que rondan los 300 euros la botella.
Además, este escándalo y su masiva difusión en las redes sociales ha salpicado también a la economía del país. Así la empresa de borgoña que cotiza en la bolsa francesa, Frères Cottin, vio la peor semana de su historia en el mercado de valores.
La acción se desplomó un 33,5%, hasta 3,69 euros, en un plazo de cinco días, incluyendo una caída del 36,3% el mismo día que se conocieron los hechos. Entre «la impresionante cantidad de fraudes cometidos en la bodega» se menciona el «uso de etiquetas que no se corresponden con los vinos, falsificación e invención de premios, uso de vinos de mesa o mezcla de vinos».
La Policía llevaba cerca de dos años investigando a la bodega al detectar que los stocks de entrada y salida de mostos y vinos no se correspondían. Están detenidos el enólogo, el director general y los dos propietarios de esta empresa vitivinícola y serán acusados de responsabilidades civiles por «estafa masiva en grupo organizado».
3.- El maquillaje de las hamburguesas
McDonald’s tiene en su web de Canadá un espacio para que los consumidores lancen sus preguntas. Ahí se formuló una en relación al aspecto de las hamburguesas en las fotografías y el aspecto real.
El asunto generó una importante polémica que ha obligado a McDonald’s Canadá a publicar un vídeo para dar la respuesta a la pregunta, y para intentar convencer al personal de que sus hamburguesas están bien hechas, y con los mismos buenos ingredientes, por que su aspecto es diferente por la velocidad con la que se preparan los ingredientes.
En el vídeo se comprueba que la preparación se lleva a cabo durante horas en el estudio de fotografía. Cada ingrediente se coloca con la precisión que elige el objetivo de la cámara, se provoca que asome un poco más de queso, se inyecta salsa para que aporte vistosidad, jugosidad a la vista, color… la carne se cocina incluso dorando los bordes.
En fin otra polémica ahora que abundan tanto las imágenes de platos en las redes, en las cartas en la publicidad: ¿Se debe ser honesto mostrando lo que hay o preferimos una hamburguesa/plato maquillada con Photoshop?
© Gastrónomo Digital
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