Pero durante años, décadas, hubo una zona de España que abandonó el tradicional cultivo de la vid por otras actividades agrícolas, más lucrativas o menos cicateras a la hora de otorgar sus frutos. Esta zona de España era Cantabria.
Cantabria durante más de un siglo vivió de espaldas a la cultura del vino español, con poco más de 10 hectáreas plantadas, básicamente en la montaña, y con el objeto de destilar orujos dejó pasar el siglo XX despreciando a la planta más ligada al camino del hombre.
Con el paso de los años y el desarrollo de una agricultura menos ligada a la subsistencia y más al mercado, algunos valientes al comienzo del siglo XXI deciden recuperar la tradición centenaria del vino.
En las altas montañas de los Picos de Europa, unos enamorados del vino construyeron un proyecto con las viejas cepas de Mencía, que se aprovechaban para destilar orujos y decidieron reconvertir ese viñedo en búsqueda de un vino de calidad.
El camino de la bodega Picos de Cabariezo no fue fácil, con un comienzo titubeante en búsqueda de su personalidad, en este camino tienen la fortuna de encontrarse con uno de los enólogos que más saben de Mencía, Raúl Pérez, que entiende rápidamente el viñedo y la idiosincrasia que le envuelve.
De este trabajo de recuperación sale al mercado un vino especial, distinto, de una personalidad montañosa, que nos ha fascinado.
Picos de Cabariezo Coupage La Casa del Capitán 2013 un vino lleno de aromas florales, frutas negras, mentolados suaves, con una boca fresca y golosa que nos habla de la vida en las frías tierras lebaniegas.
© Roberto G. Corona
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