Advertimos su blanca espuma muy tupida y enormemente persistente. De color amarillento y anaranjado similar al que podría tener una calabaza. El carbónico, aunque integrado dentro de ese entramado globular que es su densa espuma, tiene mucha agitación. Además tiene una altísima turbidez.
En nariz, lo primero que aparece es los aromas a cítrico (limón) y fruta blanca, junto a ellos hay pinceladas herbales que denotan el lúpulo americano, que aunque son livianos ocultan el cereal. En una segunda fase, fruto de la alta fermentación y los esteres hay sutiles trazos de manzana, cítricos y puede hasta que llegue a insinuarse moderadamente el trigo. Por último, por efecto del lúpulo, igualmente suave, continúan más cítricos, hierbas y flores.
En la boca el ataque es amargo y con cierta terminación salada que apunta al trigo. De escaso cuerpo, lleguea a apreciarse la fruta aún sin madurar en forma de notas acidas. Ya siento que todo, incluido su recuerdo, sea tímido y de corta duración.
Ahora recordaré que Sitges además de ser un pueblo marítimo, haber dado nombre a los silos que antiguamente se excavaban para conservar los cereales, también es el nombre de esta receta artesana.
©Fernando Terán
Catador de Cervezas
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