Como en aquella primera vez, vamos con refuerzos, nos acompañan nuestros inquietos amigos de la cervecera artesana La Mozuca, esa que a partir de ahora será rebautizada como La Cervezuca. Nosotros vamos en busca de un nuevo atractivo proyecto que contaros, ellos persiguen conocimiento y experiencia para ofreceros la mejor cerveza.

A medida que nos acercamos, el paisaje va mudando. En apenas dos kilómetros tenemos la sensación de haber recorrido cientos. En un instante, pasamos del desorden y la actividad industrial del exterior de la capital a la armonía y el sosiego que aportan caballerizas, campos de lavanda, hectáreas de cebada y arboles centenarios que rodean a nuestro destino.



Apenas Agustín Perdomo-Spinola comienza a desgranar los secretos de este sueño compartido con su hermano Alfonso, nos llama la atención que a pesar del entorno o que su singular sede sea las antiguas lecherías de la Granja Convento de Casasola de San Benito el Real, e incluso que aun tomando su nombre de dicho convento no elaboren cerveza tipo monasterio o abadía.

Casi hostigado por nuestros acompañantes va confesando los tiempos y temperaturas de fermentación, cómo su peculiar botella de 75 cl. facilita una segunda fermentación, qué papel juegan las aguas calcáreas del Esgueva y del Duero o cómo maltean su propia cebada (esa que veíamos al aproximarnos a la finca).



De forma apasionada y rotunda, propia de quien domina la materia y respaldan los resultados, comparte con nosotros cada detalle de sus recetas de autor. Cuanto más tiempo pasa, más claro está que Casasola es un proyecto poco común. No se conforma con emular los modelos italianos o abrirse paso en una tierra de vinos también persigue que degustemos cerveza en la mesa, tal y como acostumbramos a hacer durante reuniones y celebraciones con el vino o el champán.

Mientras repasamos la actividad de otros artesanos nacionales, catamos sus dos recetas insignia (la rubia Benedictina y la tostada de cuatro maltas Silos) y la receta de temporada que toca, una tipo Blanche de inspiración italiana y nombre Prima Vera.



Ya habrá tiempo para confesaremos nuestras notas sensoriales, ahora debemos seguir nuestro camino. Partimos con el recuerdo de las recetas probadas, el poso del entrañable rato compartido junto a nuestros nuevos amigos y con la promesa de regresar una vez esté a punto su receta Imperial.

© Fernando Terán
Catador de cervezas